Existen conceptos muy interesantes en materia de
participación ciudadana, los tipos de conciencia por ejemplo, son unos que me
llamaron particularmente la atención.
En estricta teoría existen tres tipos de conciencia
entre los ciudadanos: la ingenua, la pre-crítica y la crítica.
La conciencia ingenua es aquélla que considera que
todo problema social es permanente e inamovible, que no vale la pena pensar o
buscar soluciones porque siempre será imposible cambiar el sistema y la forma
actual de llevar los problemas.
La conciencia pre-crítica va un poco más allá, piensa
que es posible tomar acciones, participar en algunas iniciativas y hace sentir
que se trata de hacer lo que está dentro de las propias posibilidades. En este
tipo de conciencia se puede mover a la acción con el único objetivo de evadir
el sentimiento de culpa o remordimiento por la falta de actividad ante
problemas que se saben importantes.
Finalmente la conciencia crítica puede ser vista como
una evolución de la pre-crítica, en este nivel es posible moverse a la acción
con el pleno conocimiento de que debe buscarse actuar con causa y objetivo, de
tal forma de que lo que se haga tenga un impacto importante y trascendente en
las personas y lugares que se vean implicados en la toma de responsabilidad
social y ciudadana.
Para ejemplificar el último tipo de conciencia se
puede retomar la intención y desarrollo del proyecto “Agua para siempre”
ganador del concurso nacional mexicano titulado “Iniciativa México”.
Considero realmente rescatable como ejemplo, el trabajo
que llevó a cabo Raúl Hernández Garcíadiego en la región mixteca de Puebla
porque no pretendió llegar con ideas e insertarlas en este lugar, sino que
trabajó para poder ser parte de la comunidad y para que los habitantes lo hicieran
parte de sus vidas pues de esta manera entendió mejor los problemas de la
región y pudo buscar apoyar de tal forma que sus esfuerzos rindieran buenos
frutos.
El Doctor Hernández Garcíadiego ha impulsado desde 1980,
un proceso de desarrollo sostenible que puede beneficiar a las familias más
pobres de la semiárida región Mixteca. Después de establecerse en este lugar y
hablar con hombres y mujeres habitantes de la región, se detectaron tres
problemas principales en la zona: la escasez de agua derivada de las
condiciones climáticas, la ausencia de sistemas de abastecimiento y la falta de
cultura ambiental que favorecía la contaminación de la poca agua existente.
Así pues, una vez detectado el problema, Raúl buscó
conformar un equipo interdisciplinario que incluyó universitarios, técnicos y
la muy importante participación de los miembros de la comunidad para crear y
ejecutar soluciones que permitieran conservar el agua, mejorar la alimentación
de los pobladores así como su ingreso productivo.
El caso de Santa María la Alta, donde el equipo de
Raúl contribuyó para construir una presa muy necesaria para poder recolectar el
agua de lluvia y abastecer a la comunidad del vital líquido, es un ejemplo
específico muy claro del poder de acción de una conciencia crítica.
Al observar el interés de los habitantes por hacer
realidad la presa, Raúl contribuyó con ellos pero siempre dejando en claro que
sólo con la colaboración de todos los habitantes podría lograrse el objetivo. Y
así se hizo, hombres, mujeres y niños hicieron su parte, pusieron su trabajo y
esfuerzo; cargando piedras, barriendo, limpiando, acarreando materiales, etc.
Tras un año de duro trabajo y sin más apoyo que las
manos y el esfuerzo de todos los habitantes y pequeño equipo de Raúl, la presa
logró terminarse. A pesar del júbilo por ver la obra terminada, tuvieron que
pasar varios meses hasta ver la obra funcionando, cuando cayeron las primeras
lluvias. Y luego vino la tragedia.
La presa no resistió la presión y nivel del agua, se
fracturó y creó un gran hueco por donde el líquido escapó. El desanimó no se
hizo esperar. El trabajo tan pesado y duro de todo un año se había perdido.
Raúl volvió al día siguiente para hablar con los
habitantes y contrario a lo que se pudiera pensar, los pobladores decidieron no
darse por vencidos. Habían trabajado demasiado, habían puesto y sacrificado
mucho en la esperanza de esa presa. No estaban dispuestos a darse por vencidos.
Este comportamiento es interesante, porque es fruto
del trabajo previo de Raúl con los habitantes. No se buscaron culpables, se
asumió nuevamente el reto y se decidió trabajar una vez más mano con mano hasta
ver el sueño de todos materializado.
Tuvo que transcurrir un año más y algunos meses antes
de que la presa estuviese terminada y funcionara como debía.
Este proyecto, el trabajo y la reacción de la
comunidad son una muestra importante y muy interesante de lo que se puede hacer
sabiendo orientar las acciones.
Entendí la importancia que tiene saberse ganar la
confianza y el aprecio de las personas a las que queremos ayudar, insertarse en
su ambiente, tratar de entender desde raíz las causas y efectos de sus
problemas y después buscar a toda costa que los beneficiados de nuestros
esfuerzos se involucren con el trabajo que estamos haciendo pues sólo de esta
manera se podrá lograr un cambio de mentalidad, de sueños, de objetivos
individuales a colectivos y se alcanzará el verdadero trabajo en equipo.
Finalmente debo admitir que sentí que mi conciencia está
en el nivel pre-crítico, y no es que sea malo intentar participar o llevar a
cabo cierto tipo de activismo o asistencialismo, pero depende mucho de la situación.
Es imperante entender la necesidad de dar el salto de la conciencia pre-crítica
a la crítica, es de vital importancia hacerlo porque únicamente llegando a este
nivel de conciencia podremos comenzar a lograr verdaderos cambios en las formas
de pensar y actuar de otras personas, hasta que poco a poco y entre todos demos
solución a los problemas más urgentes que nos aquejan como sociedad.
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