domingo, 21 de abril de 2013

TOKS: Proyectos con responsabilidad social


La humanidad enfrenta una cantidad apremiante de retos y problemas. La pobreza, la contaminación, el hambre, la falta de abastecimiento de agua potable, la sobrepoblación, el cambio climático, la corrupción, la violencia, nuevas enfermedades, la falta de oportunidades, el inminente agotamiento de los recursos naturales, entre otros muchos más. Nuestra única oportunidad de revertir el impacto tan negativo que le hemos causado a nuestro planeta radica en crear verdadera conciencia entre todos los seres humanos que habitan la Tierra y que por consecuencia se verán afectados tarde o temprano por estos problemas.
Todos estamos conectados, es por eso que debe importarnos lo que sufren y enfrentan los demás. Y una manera de adoptar una buena actitud de responsabilidad social, radica en el ejercicio de la participación ciudadana.

Hoy, entre otras cosas, conocí el caso de Toks. Una cadena de restaurantes con responsabilidad social.

Resulta que esta empresa se preocupa por planear, desarrollar e implementar programas integrales que benefician a todos los sectores involucrados con su actividad: a sus colaboradores y trabajadores, a sus clientes, a sus proveedores y a la sociedad en general.

Toks ha adoptado proyectos de pequeños empresarios y los ha impulsado para que se conviertan en negocios redituables y generen un impacto en sus comunidades y en los colaboradores de los mismos. Ha buscado a lo largo de toda la República Mexicana, productos de calidad que puedan ser empleados en la elaboración de platillos del restaurante.
Una vez localizado el producto, se dedica a averiguar el proceso de producción y contactar a los productores para plantear la posibilidad de un trabajo conjunto. Si se concreta la intención, Toks se vuelve cliente y colaborador de sus proveedores que además son personas que forman parte de comunidades indígenas, marginadas, de escasos recursos o con algún tipo de discapacidad.

Un caso particular de lo anterior es el de las “Mermeladas Santa Rosa” que ya forman parte del menú y oferta en los restaurantes Toks.
Este proyecto surgió cuando Toks descubre la calidad de las mermeladas artesanales que producían 13 mujeres en un pequeño taller de reducidas dimensiones. Estas mujeres ofrecían sus mermeladas en un local igualmente pequeño y en una comunidad del Estado de Guanajuato que contaba con muy poco atractivo turístico.

Muchos menospreciaron el trabajo y esfuerzo de estas mujeres emprendedoras, hasta que Toks hizo una diferencia. Impulsó este proyecto de tal forma que este negocio creció y logró hacerse de mejores instalaciones y maquinaria pues la demanda del producto es mucho mayor ahora. Actualmente no sólo es Toks el cliente más importante.

Además, la comunidad en donde residen estas mujeres también se vio beneficiada con su crecimiento, pues otra de las acciones sociales que toma Toks, consiste en hacer del conocimiento de sus clientes y consumidores, las historias que hay detrás de los productos que se ofrecen en sus restaurantes. La historia de estas 13 mujeres atrajo turismo a su comunidad y benefició a la sociedad en general.

Ahora bien, hablando en particular del beneficio que obtuvieron estas mujeres emprendedoras, no sólo debe considerarse el aspecto económico que evidentemente mejoró muchísimo, también debe pensarse en el paradigma que se rompió en su comunidad al ver que 13 mujeres lograron una meta importante, con una buena idea y su esfuerzo. Pensemos en esas 13 familias que se vieron beneficiadas directamente; actualmente todos los hijos de estas mujeres han terminado una carrera universitaria o la están cursando. Esto sin duda alguna amplía enormemente las expectativas de vida para estas familias y para nuestra sociedad en general, pues son jóvenes como los hijos de estas mujeres trabajadoras los que permitirán construir un México mejor para todos.

Imaginar el impacto tan importante que tienen los proyectos como el de la “Mermelada Santa Rosa” me restaura la fe en que es posible generar impactos positivos, incluso a través de las empresas, que parecen buscar más el mejor posicionamiento y la máxima generación de utilidades que retribuir a la sociedad lo que obtienen de ella.
Toks es un ejemplo increíble de generación de acciones de una manera completamente integral, no se olvidan de nadie y donde colocan su apoyo desencadenan una serie de consecuencias positivas que impactan a muchos más de los que se involucran directamente.

Generar procesos ganar-ganar es muy importante: la empresa Toks evidentemente se ve beneficiada al adquirir productos calidad y a buenos precios, los productores crecen, se dan a conocer y mejoran sus utilidades y los clientes de Toks adquieren productos únicos, así como la posibilidad de conocer las historias, trabajo y esfuerzo detrás de lo que consumen, lo que les permitirá ejercer una participación ciudadana consciente y elegir aportar su compra a causas que benefician a su país. Todos ganan. Y se genera un ciclo positivo que impulsa la mejora de sectores clave de la sociedad.

El caso de Toks, demuestra que es posible satisfacer las necesidades e intereses propios mientras se fomenta el desarrollo de la comunidad que es también la fuente de satisfacción de esos intereses. Es posible ganar sin basar esa victoria en la derrota del otro, todo es cuestión de generar los mecanismos adecuados y creer que es posible lograrlo.

El vuelo del oso


Para esta actividad, todos los integrantes del curso salimos del aula y formamos un gran círculo.
Posteriormente el profesor nos proporcionó un pequeño oso de peluche y nos pidió que nos lo fuéramos pasando de tal manera que al final todos hubieran tenido en sus manos el oso. La única condición era que quién tuviera en su poder al oso, debía enviarlo a algún compañero del otro lado del círculo, de tal manera que el oso “volara” de un lado a otro.

Todos debíamos recordar a la persona que nos envió el oso y a la que se lo enviamos, de tal forma que entre todos fuéramos capaces de reproducir la misma secuencia una y otra vez.

Comenzamos practicando el vuelo del oso una vez más. Después se nos pidió que intentáramos hacer el menor tiempo posible.
En nuestro primer intento logramos un tiempo de 32 segundos. Y a partir de ahí intentamos distintos métodos para mejorar.

Tras un par de intentos buscamos hacer el círculo más pequeño y compacto para que al estar más cerca pudiéramos ahorrarnos valiosísimos segundos. Y funcionó. Nuestro tiempo comenzó a oscilar entre los 20 y 25 segundos.

Al ver la mejora lograda, pensamos en que las personas que recibían el pase del oso en los primeros lugares estuvieran en un círculo muy pequeño y compacto dentro del círculo original y una vez recibido y hecho el pase, debían salir del círculo central para permitir que los que tenían los turnos consecutivos pudieran hacer sus pases en el centro y aminorar aún más las distancias. Y funcionó. Nuestros tiempos bajaron a alrededor de los 10 segundos.

Posteriormente el profesor nos permitió romper el círculo para organizar una estructura que nos permitiera mejorar todavía más nuestro tiempo. Y fue así como probamos colocar al oso en una superficie a poco más de un metro de distancia del suelo y crear filas para tocarlo en la secuencia correcta. Después de un par de intentos con esta idea, nuestro tiempo bajó a 8 segundos.
Poco después de este último intento deseamos mejorar aún más, pero ya no teníamos ideas. Preguntamos cuál era el mejor tiempo en que se ha hecho este ejercicio, históricamente hablando, y cuando el profesor nos dijo que hubo un grupo similar al nuestro que lo logró en 2 segundos, nos bloqueamos aún más.

Comenzamos a pensar seriamente que la manera en que estábamos pensando el ejercicio estaba mal y todo lo divertido que habían sido los intentos previos y el trabajo en equipo, dejó de serlo. Pasamos cerca de 7 minutos sin hacer un solo intento, sólo hablamos, discutimos, propusimos y desechamos ideas.

Finalmente se nos dieron unos últimos 4 minutos para intentar algo más pues la actividad debía concluirse ya. Presionados por el tiempo intentamos una última idea que consistía en colocar ambos brazos extendid
os al frente, muy juntos unos con otros en la secuencia correcta y en forma descendente, creando una “rampa” con la unión de los brazos de todos los participantes. De esta manera el oso sería arrojado cuesta abajo y pasaría tocando a cada uno en la secuencia requerida.


El último intento logró un tiempo de cerca de 3 segundos. Sin embargo haciendo una reflexión sincera, hubo participantes que aceptaron no haber tocado al oso, lo que iba en contra de las reglas del juego e invalidaba este último intento.

Luego de pensar en lo que este ejercicio significó, pude percatarme de la importancia que tiene escuchar, considerar todas las ideas y hacer incluyente el proceso de toma de decisión. 

A lo largo del juego hubo propuestas que no fueron escuchadas, o fueron desechadas de manera arbitraria. De la misma manera, hubo muchos comentarios pesimistas acerca de cada nueva idea que contagiaba la negatividad al resto del grupo y evitaba que se creyera en la posibilidad de mejorar. Y esto pasa constantemente en todos los sistemas a diferentes niveles en la vida real. ¿Cuánto talento, ideas y proyectos son mantenidos a la orilla, en el silencio, por falta de oportunidades y de inclusión? ¿Cuántas buenas ideas son difícilmente implementadas debido a la falta de fe por parte de la comunidad que se resiste a implementar cambios y antes de intentarlo ya está prediciendo el fracaso?

A partir de esta actividad entendí mejor la importancia de crear VERDADERO trabajo en equipo, de escuchar a todos, de buscar hacer sentir a todos parte de algo importante y una pieza clave para el éxito de lo que se hace. Nunca conformarse, siempre ir por más, pero honestamente y no perdiendo de vista jamás los intereses y necesidades de los demás.

martes, 16 de abril de 2013

El juego de las aldeas


Aprender jugando es una de las tácticas pedagógicas más exitosamente empleadas durante la formación de los estudiantes. Con la actividad de la vigésima sesión del curso, llegué más que a un aprendizaje, a una reflexión muy interesante.


Todo el grupo se dividió en siete equipos de cuatro integrantes cada uno. Cada equipo formaría una aldea que tendría un nombre y una cantidad específica de habitantes que cuidar. Se jugarían 6 o 7 rondas que para nuestros aldeanos representarían 6 o 7 años.

Al inicio de cada ronda el equipo debería decidir qué tipos de cultivos sembrarían y en qué cantidades para abastecer las necesidades de sus habitantes. Las opciones de semillas a plantar comprendían el betabel, papa, amaranto, frijol, maíz y trigo.
Cada cultivo ofrecía una cantidad determinada de unidades dependiendo del clima que se fuera a dar en el año; por ejemplo, el betabel ofrecía 70 unidades en clima húmedo, pero sólo 20 unidades en clima seco. La papa ofrecía 60 unidades en clima seco y sólo 30 en clima húmedo. Y de la misma manera el resto de los cultivos.

Las condiciones principales para sembrar eran tener en mente que son necesarias 450 unidades para poder mantener saludable a la población, sembrar al menos dos cultivos de proteínas (frijol o amaranto) y sembrar al menos tres tipos de cultivo diferentes.

Una vez hecha la decisión sobre la siembra de ese año, se tiraba un dado. Si el dado caía en 1,2 ó 3 el clima de ese año sería seco, si caía 4 ó 5 sería húmedo y si caía 6 se volvía a tirar el dado.
Ya establecido el tipo de clima para el año, se tiraba una vez más el dado y el número que caía indicaba el número de eventualidades que se darían en ese año. Si por ejemplo, la segunda tirada del dado diera como resultado 4, se escogerían al azar cuatro cartas de un mazo de posibilidades. Entre las eventualidades se podrían encontrar desastres o actos del crimen organizado que arrasaran con una cantidad considerable de las unidades de cultivo ya plantadas para el año. O bien podría encontrarse alguna carta que ofreciera apoyo de la comunidad internacional o el ofrecimiento de un pozo para alguna aldea que obtendría cuatro periodos de clima húmedo seguro.

Y así fue como una vez instauradas las reglas, comenzamos a jugar.
Como era de esperarse y siguiendo los principios de la probabilidad, el clima predominante en cada jornada fue el seco y hubo aldeas mejor preparadas que otras para este hecho. Sin embargo, para lo que ninguno de nosotros estuvo preparado, fue para la mala suerte de que desde la primera ronda nos aquejaran un número importante de eventualidades y que además éstas no fueran noticias buenas. Nos vimos inmersos en desastres y ataques del crimen organizado de tal manera que para la tercera ronda había ya tres aldeas en serios problemas.

Si no hacíamos algo pronto, estas aldeas desaparecerían.

Y entonces ocurrió algo increíble, entre todos nos dimos cuenta de que existían aldeas que contaban con más unidades de las necesarias para sobrevivir y poco a poco llegamos a tomar la decisión consensuada de que las comunidades mejor posicionadas enviaran unidades de cultivo de rescate a las aldeas en peligro de desaparición.

Después de discutir por algunos minutos la repartición final de las unidades de cultivo, logramos hacer que todas las aldeas creadas sobrevivieran y eso nos dio mucho ánimo.

Conforme las rondas fueron pasando, seguimos enfrentando desastres y ataques a nuestros sembradíos. Sin embargo, hallamos siempre la forma de evitar perder aldeas a pesar de las eventualidades y del clima resultante para cada año. Y así logramos completar con éxito la actividad.

La alegría no se hizo esperar, lo habíamos logrado.
Al júbilo le siguieron una lluvia de reflexiones y aprendizajes que quisiera compartir.

A pesar de que nos tomó un poco de tiempo ponernos de acuerdo, en comparación con las actividades anteriores, fue mucho más eficiente y rápida la toma de decisión. Esto me hizo pensar con alegría que hemos logrado un avance importante como grupo, hemos evolucionado nuestra forma de pensar que ha mudado de la competencia al trabajo en equipo y la colaboración para lograr el beneficio de todos los involucrados.

Quiero quedarme con esta sensación y aprendizaje de que sí es posible crear dinámicas donde todos cuidemos de los demás y como resultado de este esfuerzo nos estemos cuidando a nosotros mismos. Es por esto que he decido intentar encontrar la manera de compartir esta reflexión con más y más personas para que poco a poco todos dejemos de pensar desde la perspectiva competitiva, de tener, ser y poder más que los demás, para convertirnos en verdaderos agentes de cambio, plenamente conscientes de que todos estamos conectados y si vemos por el bien de los demás finalmente esa acción nos devolverá el bien a nosotros. 

domingo, 14 de abril de 2013

Conciencia crítica


Existen conceptos muy interesantes en materia de participación ciudadana, los tipos de conciencia por ejemplo, son unos que me llamaron particularmente la atención.
En estricta teoría existen tres tipos de conciencia entre los ciudadanos: la ingenua, la pre-crítica y la crítica.

La conciencia ingenua es aquélla que considera que todo problema social es permanente e inamovible, que no vale la pena pensar o buscar soluciones porque siempre será imposible cambiar el sistema y la forma actual de llevar los problemas.
La conciencia pre-crítica va un poco más allá, piensa que es posible tomar acciones, participar en algunas iniciativas y hace sentir que se trata de hacer lo que está dentro de las propias posibilidades. En este tipo de conciencia se puede mover a la acción con el único objetivo de evadir el sentimiento de culpa o remordimiento por la falta de actividad ante problemas que se saben importantes.
Finalmente la conciencia crítica puede ser vista como una evolución de la pre-crítica, en este nivel es posible moverse a la acción con el pleno conocimiento de que debe buscarse actuar con causa y objetivo, de tal forma de que lo que se haga tenga un impacto importante y trascendente en las personas y lugares que se vean implicados en la toma de responsabilidad social y ciudadana.

Para ejemplificar el último tipo de conciencia se puede retomar la intención y desarrollo del proyecto “Agua para siempre” ganador del concurso nacional mexicano titulado “Iniciativa México”.
Considero realmente rescatable como ejemplo, el trabajo que llevó a cabo Raúl Hernández Garcíadiego en la región mixteca de Puebla porque no pretendió llegar con ideas e insertarlas en este lugar, sino que trabajó para poder ser parte de la comunidad y para que los habitantes lo hicieran parte de sus vidas pues de esta manera entendió mejor los problemas de la región y pudo buscar apoyar de tal forma que sus esfuerzos rindieran buenos frutos.

El Doctor Hernández Garcíadiego ha impulsado desde 1980, un proceso de desarrollo sostenible que puede beneficiar a las familias más pobres de la semiárida región Mixteca. Después de establecerse en este lugar y hablar con hombres y mujeres habitantes de la región, se detectaron tres problemas principales en la zona: la escasez de agua derivada de las condiciones climáticas, la ausencia de sistemas de abastecimiento y la falta de cultura ambiental que favorecía la contaminación de la poca agua existente.

Así pues, una vez detectado el problema, Raúl buscó conformar un equipo interdisciplinario que incluyó universitarios, técnicos y la muy importante participación de los miembros de la comunidad para crear y ejecutar soluciones que permitieran conservar el agua, mejorar la alimentación de los pobladores así como su ingreso productivo.

El caso de Santa María la Alta, donde el equipo de Raúl contribuyó para construir una presa muy necesaria para poder recolectar el agua de lluvia y abastecer a la comunidad del vital líquido, es un ejemplo específico muy claro del poder de acción de una conciencia crítica.
Al observar el interés de los habitantes por hacer realidad la presa, Raúl contribuyó con ellos pero siempre dejando en claro que sólo con la colaboración de todos los habitantes podría lograrse el objetivo. Y así se hizo, hombres, mujeres y niños hicieron su parte, pusieron su trabajo y esfuerzo; cargando piedras, barriendo, limpiando, acarreando materiales, etc.

Tras un año de duro trabajo y sin más apoyo que las manos y el esfuerzo de todos los habitantes y pequeño equipo de Raúl, la presa logró terminarse. A pesar del júbilo por ver la obra terminada, tuvieron que pasar varios meses hasta ver la obra funcionando, cuando cayeron las primeras lluvias. Y luego vino la tragedia.

La presa no resistió la presión y nivel del agua, se fracturó y creó un gran hueco por donde el líquido escapó. El desanimó no se hizo esperar. El trabajo tan pesado y duro de todo un año se había perdido.
Raúl volvió al día siguiente para hablar con los habitantes y contrario a lo que se pudiera pensar, los pobladores decidieron no darse por vencidos. Habían trabajado demasiado, habían puesto y sacrificado mucho en la esperanza de esa presa. No estaban dispuestos a darse por vencidos.
Este comportamiento es interesante, porque es fruto del trabajo previo de Raúl con los habitantes. No se buscaron culpables, se asumió nuevamente el reto y se decidió trabajar una vez más mano con mano hasta ver el sueño de todos materializado.
Tuvo que transcurrir un año más y algunos meses antes de que la presa estuviese terminada y funcionara como debía.

Este proyecto, el trabajo y la reacción de la comunidad son una muestra importante y muy interesante de lo que se puede hacer sabiendo orientar las acciones.
Entendí la importancia que tiene saberse ganar la confianza y el aprecio de las personas a las que queremos ayudar, insertarse en su ambiente, tratar de entender desde raíz las causas y efectos de sus problemas y después buscar a toda costa que los beneficiados de nuestros esfuerzos se involucren con el trabajo que estamos haciendo pues sólo de esta manera se podrá lograr un cambio de mentalidad, de sueños, de objetivos individuales a colectivos y se alcanzará el verdadero trabajo en equipo.

Finalmente debo admitir que sentí que mi conciencia está en el nivel pre-crítico, y no es que sea malo intentar participar o llevar a cabo cierto tipo de activismo o asistencialismo, pero depende mucho de la situación. Es imperante entender la necesidad de dar el salto de la conciencia pre-crítica a la crítica, es de vital importancia hacerlo porque únicamente llegando a este nivel de conciencia podremos comenzar a lograr verdaderos cambios en las formas de pensar y actuar de otras personas, hasta que poco a poco y entre todos demos solución a los problemas más urgentes que nos aquejan como sociedad.

lunes, 8 de abril de 2013

¿Cómo lograr acuerdos?


Sin lugar a dudas una de las tareas más difíciles dentro de la vida en sociedad y en el ejercicio de la democracia, tiene que ver con llegar a puntos de coincidencia entre grupos de personas con tan diferentes maneras de pensar, propuestas, necesidades, e intereses.

La dinámica que llevamos a cabo en el curso durante la sesión número 18, ejemplifica muy bien lo descrito anteriormente.
Sobre una gran mesa el 
profesor colocó una serie de fotografías de diversos tipos: paisajes, retratos, históricas, informativas, con mensajes, abstractas, artísticas, sobre problemas sociales, entre otras. Nos pidió a cada uno que rodeáramos la mesa, observáramos las imágenes y tuviéramos en mente aquéllas tres que más nos gustaran.



Posteriormente armamos equipos de tres personas y entre los tres tuvimos que seleccionar las tres imágenes que de común acuerdo, nos representaran como equipo. Una vez hecho esto se nos pidió unir dos o tres equipos y nuevamente hacer una selección de tres imágenes para el conjunto de equipos.

Finalmente, con el último arreglo quedamos organizados en tres equipos de 6, 7 y 9 personas respectivamente. Se nos pidió enviar a un representante o “vocero” por equipo al centro del salón. Cada representante tendría que dialogar con los representantes de los otros equipos y entre los tres deberían escoger las 3 imágenes que representarían al grupo completo. En caso de requerirlo, cada vocero podría solicitar consultar las opiniones de su equipo pero sólo los representantes electos tendrían voz en la discusión grupal.

Así pues uno por uno cada uno de los representantes fue exponiendo las tres fotos que su equipo seleccionó así como las razones por las que consideran que sus imágenes eran importantes o trascendentes.
Una vez expuestas las razones de la selección de cada equipo, los voceros acordaron que cada uno hablaría de las imágenes de los otros dos equipos que le parecieran las mejores para intentar llegar a un acuerdo. Cada representante se dirigió con su equipo para reflexionar y llevar a cabo la selección.

Luego de las discusiones dentro de cada equipo, los representantes regresaron al centro, discutieron y optaron por elegir una imagen de la selección de cada equipo para así obtener las tres imágenes por grupo. Sin embargo, el profesor cambió el rumbo del resultado final. Pidió a los representantes que fueran sólo dos las imágenes que representaran a la totalidad del grupo. Había que descartar una imagen.

Los voceros volvieron con sus equipos y trataron de llegar a un consenso para proponer sólo dos de las tres imágenes previamente elegidas y nuevamente los representantes volvieron al centro del salón. Esta vez la dinámica consistió en que cada vocero señalara las dos imágenes que en acuerdo con su equipo merecerían ser las finalistas y exponer el porqué de la que, a su juicio, debería ser descartada.

Dos de los representantes estuvieron de acuerdo en la selección y el representante al que pertenecía la foto que fue descartada se mostró en desacuerdo pero al ser una decisión respaldada por la mayoría, se aprobó la selección final.

Así concluyó la dinámica, y lo interesante vino después. Las reflexiones acerca del ejercicio, trajeron a flote sentimientos, emociones, desacuerdos y formas de ver lo realizado muy interesantes.

El equipo cuya fotografía fue descartada se sentía inconforme, tanto por la decisión tomada como por la calidad de la representación que dio su vocero. En general consideraban que no se defendió adecuadamente su punto de vista.
Por otro lado el profesor destacó algunos detalles interesantes, como que al inicio de la discusión entre representantes, los tres se dirigían sólo entre ellos sin emplear un tono y volumen de voz que incluyera a todos los que estaban siendo representados en la decisión.
De la misma manera hubo un representante que se dirigía sólo a otro y de alguna forma excluía al tercer vocero, analizando este fenómeno llegamos a la conclusión de que éste último solía no prestar atención a lo que se exponía en el círculo y eso fomentaba que no se le expusiera a él. Aquí es donde tuvo lugar una discusión sobre la importancia que tiene tanto el saber hablar y hacerse escuchar, como el poseer un tipo de escucha que permita a otros entender que estamos abiertos y dispuestos a considerar sus ideas.

Finalmente pudimos notar que una de las principales fuentes de desacuerdo es el criterio de decisión que empleamos. Algunos eligieron sus fotografías porque tenían algún mensaje, porque les parecían bellas o estéticas, por la técnica con la que fueron tomadas, por ser artísticas o describir algún problema, emoción o sentimiento, en fin. Y en este sentido es muy difícil ponerse de acuerdo porque cada uno tiene un punto de vista y un criterio diferente y que además es válido, pesa tanto la apreciación por lo artístico como por lo humano, lo técnico, etc.
Sin embargo, la clave yace en la capacidad que tenga cada uno para explicar el criterio que considera importante y que dicha sustentación permita a los demás entender el punto de vista del expositor y considerar seriamente su propuesta.

Con esta dinámica pude entender la importancia de ver la búsqueda de acuerdos como una actividad generadora de ideas y de diálogos verdaderos y no como una competencia de intereses. Es necesario que los representantes sean dignos de sus representados, que les rindan cuentas claras y los hagan sentir incluidos y escuchados. Pero sobre todo es de vitan importancia saber hablar y escuchar, acciones tan básicas como estas si no son llevadas a cabo con precisión y de la forma adecuada pueden tener repercusiones verdaderamente importantes y lo cierto es que muchas veces nos hacen falta ambas habilidades. Las buenas ideas podrían pues, quedarse atrapadas en la mente de alguien por no haber sabido ser expresadas.

El aprendizaje que me llevo de esta experiencia me ha permitido entender el grado de complejidad que tiene llevar a cabo un verdadero ejercicio de la democracia, la representatividad y la toma de decisiones. Si un grupo pequeño como lo éramos nosotros tuvo problemas importantes de comunicación, ¿qué se puede esperar de los 500 representantes en la Cámara de Diputados, de las reuniones de trabajo de integrantes de Gobierno y demás personalidades que deben hacer escuchar las necesidades de todo un país?

martes, 2 de abril de 2013

El circo de la mariposa


Antes de comenzar esta nueva entrada, debo confesar que ha sido tremendamente difícil para mí, poner en palabras la reflexión que me causó este video.

Creo que intentar describir el mensaje o la intención principal de las imágenes y la historia de este cortometraje, es vano y hasta trivial, porque en realidad el video permite que cada uno, con sus propias experiencias vividas, contexto social y cultural y hasta situación actual, tome de él lo que más necesite.

Es por eso que ahora recomiendo ampliamente que para poder leer y entender la reflexión que compartiré a continuación, previamente se reserven cerca de 20 minutos para buscar en YouTube el video de “El circo de la mariposa” y permitan que la historia de este impresionante corto los invada y deje en ustedes sus propias reflexiones.


Si están dispuestos a abrir sus mentes y corazones, les auguro una experiencia inolvidable…



En cuanto a mi experiencia particular se refiere, puedo decir con toda honestidad que ninguna proyección ha causado en mí tantas emociones, pensamientos y preguntas como ésta. Analizando todos los factores, he llegado a la conclusión de que esto puede deberse a la sensibilización que he ganado a lo largo de este curso de Responsabilidad social y ciudadanía, pues he aprendido a que los problemas y situación de los demás me afecten y me interesen profunda e intensamente. Y entre el resto de las causas posibles se localizan con toda seguridad mis experiencias previas, mi lucha, mis esfuerzos, mis sueños, mi propio contexto, mis sentimientos y emociones que hacen que de alguna manera me sienta identificada con la historia. Además, y para mi sorpresa, también se hicieron presentes las vivencias adquiridas en el tiempo que llevo participando en la implementación del plan de educación en el área de habilitación social de la organización TECHO.

Sentir la historia y la travesía de Will es inevitable, duele pero a la vez fortalece.

Lo primero que sentí fue indignación, coraje por la forma en que eran tratadas las personas en la “exhibición de fenómenos”, pero poco a poco ese sentimiento se fue convirtiendo en tristeza.
Mudé a un estado de vacío cuando el dueño del Circo de la mariposa, Méndez, calificó a Will como un ser magnífico. No pude entender lo que vino después, el rechazo de Will a la descripción de Méndez me sobresaltó, sin embargo, al poco tiempo comprendí lo difícil que debía ser para Will recibir comentarios positivos, alentadores e incluso buenos sobre su situación, pues él mismo se había resignado a sentirse sólo capaz de causar la pena, la burla y la repulsión de los demás.

Mi fe en Will se restauró cuando de alguna manera se las arregla para esconderse en un camión del circo de la mariposa. Pero lo que pasó después me hizo cuestionarme de una forma que no puedo describir; Méndez dijo a Will que podía unirse al circo de la mariposa si lo deseaba, pero no siendo exhibido por la rareza de su naturaleza, sino llevando a cabo una demostración de lo que en realidad es y de lo que es capaz.
La sentencia del dueño y presentador del circo de la mariposa trajo a mi mente un remolino de preguntas: ¿Cómo podía Méndez tener tanta confianza en la capacidad de Will? ¿Cómo sabía que Will lograría encontrar el camino hacia su propio acto y no sentirse frustrado o estancado en el intento? ¿Cómo sabía que el talento de Will estaba ahí cuando ni el propio Will creía en él?

Reflexionando sobre esta contrariedad y hasta desesperanza que me causó la forma en que Méndez ve la vida y las capacidades de los demás, me di cuenta de que vi en este carismático dueño de un pequeño circo, la imagen de muchas personas que a lo largo de mi vida me han abierto oportunidades valiosísimas y han creído y han confiado en mí aun cuando yo misma no lo hacía. Y aún ahora me pregunto ¿cómo pueden las personas llegar ser así? ¿Cómo se hace para sacar lo mejor de otras personas, para inspirar y alentar a hacer un esfuerzo más? ¿Cómo se logra hacer creer que no hay imposibles? ¿Cómo se siembra el deseo de buscar ser siempre mejor de lo que se era ayer? Y más que eso, ¿Cómo hacer todo lo anterior con alguien tan especial en circunstancias y capacidades como Will?

Por diversas causas, en más de una ocasión me he lamentado por mi situación particular, me he sentido en desventaja e incluso me he llegado a compadecer de mí misma. Y me es difícil confesar que en más de una ocasión me he sentido incapaz de lograr mis metas. Evidentemente al ser testigo de la historia de Will, lo mío pasa a ser trivial y hasta insignificante. Me doy cuenta de que estoy en más y mejor posición de ayudar que de necesitar ayuda, el problema era pues que había sido yo quien se marcaba los límites.

Una frase en particular describe muy bien mi reflexión anterior: “Tanto si crees que puedes como que no, en ambos casos tienes la razón”.

Will permanece en el circo de la mariposa y aprende a sentir lo que es ser tratado con respeto y a vivir en un ambiente amable, de trabajo y esfuerzo compartido. Ese circo parecía más una familia y él empezó a sentirse parte de eso y de la alegría y esperanza que la compañía llevaba incluso a las personas más pobres, tristes y olvidadas.

En las escenas en las que finalmente Will descubre que es capaz de pararse sin ayuda, que puede desplazarse e incluso nadar, sentí y entendí su lucha y su esfuerzo con mayor intensidad. Un torbellino de emociones y pensamientos se apoderó de mi mente y mi alma: la duda y la angustia por saber si lo lograría o no, el miedo a fracasar que siempre se hace presente, la esperanza y la fe que susurran que podrá que debe intentarlo un poco más, el deseo de que Méndez explique ¿por qué no lo ayudan?
Y cuando al fin lo logra, entendí todo. Dos reflexiones principales llegaron a mi pensamiento de inmediato: La primera, que el miedo y las dudas son válidos, es casi imposible no sentir angustia ante lo desconocido, pero ni por un momento debemos dejar que nos impidan intentarlo. Y la segunda, que a veces las personas que más nos aman y más confían en nosotros deben hacernos creer que estamos solos para que de esta manera sintamos la necesidad de sacar el coraje, la valentía y la fortaleza que no sabíamos que teníamos.
 
Hacia el final de la proyección, cuando vi a Will saltar desde lo alto y caer en un pequeño contenedor de agua, cuando lo vi recibir el aplauso del público que por primera vez lo admiraba por lo que en realidad es, por su valor y talento, cuando vi en la expresión de Méndez la satisfacción y las lágrimas de felicidad y orgullo por Will y el vitoreo y gritos de alegría del resto de los integrantes del circo, sentí una especie de inspiración muy poderosa, de ganas y de fuerza renovada, pero sobre todo sentí muchos deseos de buscar ser como Méndez.

Supe pues que todos estamos librando batallas y a nuestro nivel y bajo nuestras propias circunstancias, son difíciles y pueden hacernos sentir como Will, pero lo cierto es que muchas veces tenemos más de lo que pensamos. La salud, por ejemplo, es algo valiosísimo, el no padecer de discapacidades como la de Will que carece de todas las extremidades, el acceso a la educación, el tener un techo seguro sobre nuestra cabeza y un lugar al que volver después de un día difícil, la presencia de amigos, familia y hasta ángeles como Méndez en nuestras vidas. Hay más cosas por las que luchar y estar agradecidos todos los días que por las que deprimirnos o darnos por vencidos.

Una vez entendiendo que mi situación es más ventajosa de lo que jamás imaginé, quise buscar identificarme entonces con el papel de Méndez y mi participación en la organización TECHO.
Cada sábado convivo con pequeños que seguramente no son conscientes de las muchas capacidades y talentos que tienen, que posiblemente no han soñado con estudiar más allá de la secundaria o de repetir la vida de sus padres que es la única que conocen y a pesar de que he puesto lo mejor de mí en la difícil tarea de enseñarles y tratar de que me acepten y confíen en mí, nunca antes había entendido mi labor y mi capacidad de impacto en sus vidas como ahora.

Nació en mí una nueva misión para este servicio social que llevo realizando hace más de un mes. Ahora deseo, verdaderamente ser el circo de la mariposa para esos pequeños. No sé si la idea es demasiado utópica, la realidad es terriblemente complicada y a veces impactar en la vida de las personas lleva tanto tiempo que posiblemente yo no vea el resultado de lo que haga hoy, pero eso ya no me preocupa más, porque ahora estoy convencida de que vale muchísimo la pena intentarlo.

Mi admiración por el personaje de Méndez no hizo más que crecer a lo largo del corto. Este hombre se dedicó a rescatar a los ahora miembros de su circo, les dio una segunda oportunidad para elegir un camino diferente, les ayudó a mostrar la luz que había en ellos y que sólo hacía falta incentivar para que derramara su esplendor en la vida de todos aquéllos que asistían a sus funciones. Convirtió a seres tristes, solos, abandonados y hasta perdidos, en inspiración y ejemplo de personas de todas las edades… Y es por esto, por esta transformación tan noble que logra Méndez en sus artistas, que creo que es llamado “El circo de la mariposa”.