El curso del día de hoy tuvo una temática muy polémica
y retadora… El maestro tenía la firme intención de lograr un propósito con
nosotros, demostrarnos que no existen razones o justificaciones válidas para
permanecer pasivos ante los problemas que a lo largo de este tiempo hemos ido
conociendo mejor.
Para lograr su propósito comenzó mostrándonos un video
de un conferencista español que hablaba sobre cuatro sombreros:
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El primero era un casco como el de un ingeniero,
cuando el conferencista se lo ponía se volvía indolente a los problemas de los
demás, hacía como que esa otra realidad no lo tocaba.
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El tercero era un casco de minero y con él, el
conferencista no dejaba de decir que “no veía claro”, dejaba ver un deseo de
ayudar, de hacer algo por dar solución a los problemas, pero no sabía cómo o se
decía que podría hacerlo mejor en el futuro, y así iba posponiendo su
participación.
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Finalmente el cuarto sombrero era el de un mago y
cuando el conferencista se puso este sombrero hacía de cuenta que no existían
los problemas, simplemente los desaparecía.
Los sombreros representan pues, las actitudes que
tomamos ante los problemas que nos rodean y las realidades de los demás.
Después de ver el video, no pude evitar sentirme
identificada con el casco del minero, con ese deseo de querer hacer algo, de
aportar, pero de no saber por dónde empezar, de “no ver claro”. Me di cuenta de
que efectivamente he pospuesto mi aporte a la solución desde hace tiempo, que
siempre he pensado que podré aportar mejores cosas cuando tenga un poco de más
tiempo y sobre todo dinero.
Cuando el maestro no expuso los casos de personas que,
no teniendo recursos, no teniendo tiempo e incluso bajo circunstancias extremas
de pobreza y de violencia, dieron lo mejor de sí e hicieron aportaciones muy
importantes a su comunidad, sentí como las barreras de los pretextos que me impuse
sin querer, se derrumbaban.
Esta sesión me hizo darme cuenta del verdadero
significado de la frase “querer es poder”, porque había personas con muchas
menos posibilidades y recursos que yo haciendo algo por los demás, sin
detenerse a posponer las cosas como yo.
Así pues he decidido no esperar más, ha nacido en mí una
fuerza de voluntad renovada una que me mueve a buscar desde ahora espacios de
acción donde puede utilizar al máximo lo poco que poseo ahora en beneficio de
una obra más grande.
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