domingo, 17 de febrero de 2013

Los sombreros de los pretextos


El curso del día de hoy tuvo una temática muy polémica y retadora… El maestro tenía la firme intención de lograr un propósito con nosotros, demostrarnos que no existen razones o justificaciones válidas para permanecer pasivos ante los problemas que a lo largo de este tiempo hemos ido conociendo mejor.
Para lograr su propósito comenzó mostrándonos un video de un conferencista español que hablaba sobre cuatro sombreros:

-       El primero era un casco como el de un ingeniero, cuando el conferencista se lo ponía se volvía indolente a los problemas de los demás, hacía como que esa otra realidad no lo tocaba.
-       El segundo era un sombrero de policía, con éste, el conferencista criticaba y juzgaba duramente a los que acudían a él con sus problemas, de alguna manera hacía sentir a los demás culpables por la situación que estaban viviendo.
-       El tercero era un casco de minero y con él, el conferencista no dejaba de decir que “no veía claro”, dejaba ver un deseo de ayudar, de hacer algo por dar solución a los problemas, pero no sabía cómo o se decía que podría hacerlo mejor en el futuro, y así iba posponiendo su participación.
-       Finalmente el cuarto sombrero era el de un mago y cuando el conferencista se puso este sombrero hacía de cuenta que no existían los problemas, simplemente los desaparecía.

Los sombreros representan pues, las actitudes que tomamos ante los problemas que nos rodean y las realidades de los demás.

Después de ver el video, no pude evitar sentirme identificada con el casco del minero, con ese deseo de querer hacer algo, de aportar, pero de no saber por dónde empezar, de “no ver claro”. Me di cuenta de que efectivamente he pospuesto mi aporte a la solución desde hace tiempo, que siempre he pensado que podré aportar mejores cosas cuando tenga un poco de más tiempo y sobre todo dinero.  
Cuando el maestro no expuso los casos de personas que, no teniendo recursos, no teniendo tiempo e incluso bajo circunstancias extremas de pobreza y de violencia, dieron lo mejor de sí e hicieron aportaciones muy importantes a su comunidad, sentí como las barreras de los pretextos que me impuse sin querer, se derrumbaban.

Esta sesión me hizo darme cuenta del verdadero significado de la frase “querer es poder”, porque había personas con muchas menos posibilidades y recursos que yo haciendo algo por los demás, sin detenerse a posponer las cosas como yo.

Así pues he decidido no esperar más, ha nacido en mí una fuerza de voluntad renovada una que me mueve a buscar desde ahora espacios de acción donde puede utilizar al máximo lo poco que poseo ahora en beneficio de una obra más grande. 

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