La sexta sesión de Responsabilidad Social y Ciudadanía
me causó un impacto un tanto aterrador. La dinámica de esta sesión, consistió
en ver un capítulo del programa “The
secret millionaire” de la BBC Entertainment.
Nunca antes había siquiera oído hablar de este
programa, sin embargo supe entonces que se trataba de una especie de reality
donde un empresario exitoso y millonario, decide hacer una donación a alguna
persona, negocio o establecimiento, que pudiera verdaderamente necesitarlo.
Para poder elegir mejor al beneficiario de sus
donaciones, los empresarios pasan quince días inadvertidos, inmersos en la vida
de la comunidad en la que piensan contribuir. En este tiempo, ellos deben
tratar de identificar los problemas más urgentes de atender, a las personas más
susceptibles o necesitadas de ayuda y a los mejores candidatos para que sus
aportaciones sean mejor aprovechadas.
Una vez concluidas las dos semanas, los empresarios
toman una decisión y llevan a cabo la entrega de su donación.
El capítulo que tuve la oportunidad de ver fue aquél
que narraba el caso de Ben Way, un joven de apenas 25 años que a pesar de parecer
más un adolescente que un empresario exitoso, es uno de los ejecutivos más
ricos de Londres. Este muchacho viajó a escasos 6 kilómetros de donde vivía y
se encontró con uno de los barrios más pobres y con mayor índice delictivo de
su país.
En este barrio permaneció por dos semanas haciéndose
pasar por un universitario que se ofrecía como voluntario en el llamado “Club
de Pedro”, que es un centro de entretenimiento y recreativo para niños y
jóvenes de la comunidad. Desde aquí y con la ayuda de Yufu, el administrador
del lugar, Ben puede tener una mejor visión
de los problemas que aquejan a esta comunidad.
Tras muchos análisis y la difícil tarea para Ben de
por primera vez involucrar sus sentimientos y no sólo la mente en una decisión
que trate de dinero, nuestro joven millonario decide hacer una donación al Club
de Pedro, a James la mano derecha de Yufu y aun joven con sueños de ser
diseñador de ropa.
Lo que más me impactó de este capítulo, es la
transición que sufre Ben, de llegar a una realidad desconocida donde la
violencia es un tema cotidiano, los asesinatos y el narcotráfico pensando que
su dinero podría aportar fácilmente una solución, hasta que al casi concluir su
estancia en este barrio se confunde verdaderamente, comienza a dudar de que el
dinero pueda ayudar en algo o que siquiera pueda dar pauta a una solución
mejor. Y siento que viví esa transición con él pude entender ese cambio de
pensamiento.
¿Cómo saber cuál es la mejor manera de ayudar a alguien?
¿De qué forma puedo emplear mis recursos, mis habilidades o talentos para
maximizar el impacto que tengan en los demás? ¿Para que en verdad hagan una
diferencia?
Aún tengo todas esas preguntas aglutinadas en mi
cabeza, dando vueltas, haciéndome dudar pero al mismo tiempo me han marcado una
especie de guía porque no es posible hallar respuestas a lo que nunca nos
preguntamos, y cuestionarnos es el primer paso para encontrar la verdad y en
este caso mejores soluciones.
Así pues he decidido grabar en mi mente la experiencia
de Ben y buscar la manera de llevar a cabo algún día mi aportación personal a
la vida de alguien pensando en esas preguntas que sembró en mí este capítulo de
“El millonario secreto”
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