La novena sesión del curso me dejó un aprendizaje muy
concreto, una experiencia muy breve que me gustaría compartir.
Es necesario mencionar que la clase tuvo lugar el 14
de febrero, día de San Valentín o del amor y la amistad, y precisamente este
día debíamos llevar a cabo las actividades correspondientes a la evaluación
parcial, por lo que no hubo verdadera oportunidad de llevar a cabo una dinámica
compleja como las que usualmente realizamos. Sin embargo un breve acto por
parte del maestro me dejó un enorme aprendizaje.
Al finalizar las actividades de evaluación, el maestro
nos habló de lo importante que es demostrar nuestro cariño, aprecio y gratitud
a las personas que significan parte esencial de nuestra vida y de quienes
somos. Nos habló brevemente de lo mucho que puede hacer el aprovechar días como
el 14 de febrero para decirle a aquél que ha sido buen amigo, compañero, apoyo,
consejero o confidente, “gracias” por lo que ha sido y hecho en nuestra vida.
Si bien la fecha es sólo un pretexto y hubo en el salón
quién argumentó que éste tipo de celebraciones no eran más que una estrategia
de mercadotecnia para aumentar las ventas de determinados negocios, la verdad
es que aunque lo expuesto por ese compañero sea cierto no es suficiente para
que evitemos hacer un regalo o decirle a nuestros seres queridos lo valiosa que
es su presencia en nuestras vidas y qué mejor que con estas acciones nuestras
puedan verse beneficiados algunos negocios que seguramente llevarán un mejor
ingreso a sus familias.
Después de esta sesión entendí que no hay razón para
sentirse “ridículo” obsequiando detalles o abrazos en un día como éste pues
tener el valor de ser agradecido con los demás nos hará sentir más tranquilos y
en paz con nosotros mismos.
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