sábado, 23 de marzo de 2013

Del miedo a la esperanza


En esta sesión conocí el extraordinario caso de Medellín, la capital del departamento de Antioquía en Colombia y la segunda ciudad colombiana más poblada después de Bogotá.

Ésta es la historia del alcalde Sergio Fajardo quien, sin ninguna experiencia en el ámbito político, fue un dirigente excepcional de la ciudad de Medellín. Éste ciudadano en toda la extensión de la palabra, es matemático de profesión y tiene amplia experiencia en la enseñanza dentro de las aulas universitarias, ha publicado para diversas revistas e incluso es autor de libros. 
Y aunque toda su experiencia se encontraba en el área académica, Fajardo se dio cuenta de que podía aplicar su conocimiento y sus habilidades en la mejora de su ciudad y decidió proponerse como candidato a contender por la presidencia municipal de Medellín, conformando cuidadosamente a su equipo;  escogió elementos con vasta experiencia en su ramo y bases sólidas formativas, la mayoría sin ningún tipo de carrera política pero conocidos por su honestidad, entusiasmo y habilidad para trabajar en equipo.
Una vez conformado el grupo de trabajo, Fajardo llevó a cabo una contundente, arrasadora y poco usual campaña política; se dedicó a recorrer a pie las calles de Medellín, a colocarse en semáforos y abordar camiones para compartir con la población los proyectos, planes e ideas que tenía para lograr un verdadero cambio en su Ciudad.

Poco tiempo después, Fajardo estaría siendo nombrado Alcalde de Medellín y con este nuevo cargo puso en práctica lo que el mismo llama “la fórmula” que no es más que su guía a seguir para rescatar a la ciudad del miedo profundo en que vivían debido a los altísimos índices de homicidios y violencia. La idea principal de dicho método consiste en visualizar dos árboles: uno de la violencia y otro de la desigualdad social. Ambos se encuentran fuertemente unidos por las raíces.

Fajardo comenta que al inicio de su mandato dividió a su equipo a la mitad, cada mitad se enfocó a cada árbol e intentaron arrancar los dos árboles desde la raíz, trabajando duro y esforzándose, sin embargo, después de un tiempo se dieron cuenta de que la técnica no estaba funcionando.
Así pues decidieron colocarse todos en un solo árbol y tirar con todas sus fuerzas hasta que notaron que poco a poco el árbol comenzaba a moverse y a salir de la tierra, entonces, cuando lograban mover un poco el árbol de violencia, todos se trasladaban inmediatamente al árbol de la desigualdad social y tiraban todos juntos de él. Y así sucesivamente hasta que poco a poco ambos árboles fueron removidos considerablemente y la transformación de la ciudad de Medellín dejó de hacerse esperar.

Además, el ex alcalde hace especial énfasis en que para poder atacar el problema de la violencia, tuvo que validar, limpiar y confiar mucho en sus cuerpos policíacos. Hubo que buscar la restauración de la fe y la confianza de los ciudadanos en sus policías ayudándoles a estos últimos a reconstruir su prestigio y respeto. Y cada vez que en conjunto se asestaba un golpe a la violencia en algún sector de la ciudad, de forma inmediata se hacía realidad alguna obra que implicara un ataque a la desigualdad en ese mismo lugar, de esta manera se prolongaba el efecto de las acciones tomadas en contra de la violencia y se perpetuaba el combate a la desigualdad.

Las técnica de intervención social más empleada fue la arquitectónica; con la construcción de “parques-biblioteca”, colegios, hospitales, centros recreativos y de encuentro con la ciencia, la cultura y el arte, entre otros. Las construcciones permitieron al gobierno de Fajardo ofrecer algo real y tangible a los ciudadanos para que estos pudieran ir recuperando poco a poco la esperanza y depositaran su confianza en las medidas y decisiones del equipo de gobierno que los dirigía.
Así pues, mientras más ciudadanos pasaban del miedo  a la esperanza a través del combate a la desigualdad social, más se reducían los índices de violencia, creando así un ciclo de refuerzo positivo que se convertiría en el motor del cambio para Medellín.

Muchos ojos fueron puestos sobre Medellín durante y después del mandato de Fajardo debido a la reducción tan impresionante en los índices de violencia y a la belleza e ingenio que se imprimió en las obras arquitectónicas, llevando las ideas y la dirección de Fajardo a otro nivel.

Ahora que escucho su conferencia y puedo palpar tantas pruebas de que es posible cambiar, de que la sociedades en verdad pueden pasar del miedo a las oportunidades, a la esperanza, pienso seriamente si las barreras que nos impiden tomar acciones en México, no son más mentales que reales.
Si bien nosotros también enfrentamos problemas severos de inseguridad, Medellín nos da una demostración magistral de que es posible liberar a los mexicanos del miedo, recuperar el honor y fortaleza del sistema jurídico y de los cuerpos policíacos.
Veo con asombro que es posible conformar un grupo de personas que de verdad represente los intereses de la ciudadanía, con la honestidad y la responsabilidad como bandera y respaldo.
Me doy cuenta también de que tenemos mucho que hacer como ciudadanos, pues sino vigilamos las acciones de nuestros gobernantes no podremos inducir a la conformación de equipos de dirigentes que se preocupen tanto como Fajardo por su Ciudad y quienes ahí habitan.

Sin duda alguna ver el video de la conferencia de Sergio Fajardo, ex alcalde de Medellín, me ha dejado profundas reflexiones, pero sobre todo ganas de mostrarle a cuántas personas pueda que estamos en un error al dar por hecho que no podremos con la delincuencia, con la corrupción, la desigualdad, la pobreza o el propio sistema, estamos equivocados al creer que no somos factores de cambio, que ya no hay gente honesta, que hay más corruptos que honrados. Medellín nos enseña que SÍ ES POSIBLE, que debemos trabajar unidos y demostrar que podemos, porque somos tan capaces como los colombianos de hacer equipo a favor de nuestro país, de todos los que habitamos aquí, porque México también merece dejar atrás el miedo y traer a su gente la esperanza.

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